Herbolaria cotidiana & ecosistemas digestivos

«Quiero replantear los viajes al inframundo como algo más ecológico, más involucrado, que la simplista historia psicológica de la iniciación personal. Un verdadero viaje al inframundo no es un viaje a otro lugar. Es un viaje al interior de tu paisaje y hacia la íntima comprnsión de que estás constituida por cientos de relaciones: los alimentos que comes, las amigas que te apoya, los sistemas climáticos que dan forma al sabor de tus días…

Fue solo en el inframundo donde las plantas aprendieron a hacer comunidad. Comunidad que tiende puentes entre las diferencias: de especie, de edad, de lenguaje biosemiótico. Los hongos enseñaron a las plantas que la supervivencia no se trata de individuación. Se trata de volverse radicalmente involucradas. Tan involucradas que dejas a tus amigas entrar en tu propia genética, en tus sistemas de raíces.”

— Sophie Strand

Recomendé el texto ¿Qué es el inframundo? que acoge esta cita como lectura conectiva entre los bloques temáticos de aanclaje y nutrición del programa autoguiado

Los procesos de aprendizajes radiculares y apoyos mutuos forman parte de la primera cápsula del programa en torno a la ecoSomática del grounding. A esto sigue la Sentada herbal Con Alchemilla al inframundo enfocada en queerizar sus usos medicinales y experimentar con infusiones y herbolaria narrativa lo que supone «dejar a tus amigas entrar en tu propia genética, en tus sistemas de raíces». El texto de Sophie Strand tiene un puente al segundobloque temático del programa Hasta las raíces {narices}: nutrición.

La cápsula Herbolaria cotidiana & ecosistemas digestivos enlaza con ciertos enfoques de la medicina herbaria que comparan el cuerpo humano con un árbol y el sistema digestivo con sus raíces por analogía con la función que las raíces tienen para la nutrición de muchos seres vegetales. La idea: si las raíces del árbol no están sanas, el resto del árbol tampoco lo estará. Un sistema digestivo desequilibrado tendrá efectos en otros órganos, tejidos y dimensiones de los cuerpos físico-emocional-mental, con síntomas que quizás no siempre relacionemos con la digestión. Hoy día, los tratamientos de una amplia gama de asuntos digestivos ocupa un lugar central en la herbolaria clínica; a menudo pone la base para cualquier otra cura herbal.

Con la sesión de CUIR CUISINE: Herbolaria cotidiana & ecosistemas digestivos traemos el tema de vuelta a casa, a la herbolaria hogareña y las relaciones cotidianas. Echamos un vistazo a qué especias y hierba digestivas ya están en nuestros especieros y acaban en nuestros platos, sin que siempre seamos conscientes de su interacción con nuestros órganos y mucosas, y con los organismos no-humanos que habitan el inframundo del cuerpo territorio.

En busca de fórmulas digestivas nos concentraremos en las hierbas amargas, aromáticas y carminativas, ampliando la selección con partes de plantas no tan cotidianas, como las raíces de Angelica archangelica y Diente de león.

A lo largo de la sesión, las flores, hierbas, semillas y raíces se mezclan con narrativas sobre receptores amargos y coevolución, sociedades inflamadas y tierras malnutridas, cuerpos holobiontes y deseos botánicos, que comprenden las raíces del sistema digestivo en y como ecosistemas.

A menudo, el tracto digestivo se presenta como un tubo hueco que se extiende desde la cavidad bucal a través del esófago, el estómago, el intestino delgado, el colon y el recto hasta el esfínter anal. «Esto significa que el cuerpo, topológicamente, es un donut», destacan Rupa Marya & Raj Patel en Inflamed. El agujero del medio es el «tubo por el que pasa el alimento y del que progresivamente se extraen los nutrientes…» Marya y Patel encuentran una mejor analogía para hablar de la digestión en «un bosque denso, repleto y encantado que bordea dos mundos dentro de un solo ecosistema, una zona de transición entre lo que llamamos el mundo y lo que llamamos nuestros cuerpos. …abarca tejido humano, alimentos y un vasto sotobosque de vida microbiana.» Aquí, el tubo se convierte en tracto en sistema, y el sistema digestivo deviene ecosistema. Seguimos este cambio de perspectiva y lo ponemos en práctica con diferentes propuestas de cocina-medicina.

En línea con el tema de Hasta las raíces {narices} nos sumergiremos en el subsuelo del bosque evocado por Marya y Patel para acercarnos al sistema digestivo como sistema radicular del organismo humano. En otras palabras, seguimos con el viaje al inframundo (iniciado en las dos cápsulas anteriores del programa) hacia dentro del propio cuerpo. Y hablaremos de lo que significa ‘propio’ en este contexto, una individualidad formada por miles de millones de vidas microscópicas, que se constituye a través de cientos de relaciones íntimas con los más distintos seres, elementos y materias que cambian constantemente nuestra fisiología. Narrando, masticando, fermentando, medicinando vamos a liberar (la metáfora de) la raíz de su presentación tan individualizada para curiosear en la naturaleza simbiótica de la rizosfera digestiva.

En un acercamiento ecológico a la herbolaria miramos la medicina de las raíces con dos perspectivas: conociendo algunas raíces vegetales y creando fórmulas para nutrir las nuestras, a las que ubicamos en el sistema digestivo. Las raíces conectan con el elemento tierra, la materia en su forma más física y la vida simbiótica del inframundo. Al mismo tiempo, las llamadas hierbas digestivas, raíces incluidas, suelen afectar los vientos del cuerpo territorio, conectando así con el elemento aire, por dentro y por fuera.

Hay dos plantas que encarnan la conexión tierra-aire de forma muy especial; en su forma y en su interacción con los cuerpos humanos. Una es el Diente de león (Taraxacum officinale) con sus fuertes y profundas raíces y la ligereza de las flores de soplar. Vamos a enmarcar su sabor amargo, energética refrescante y afinidad con el hígado en una narrativa sobre la coevolución vegetal-humana.

A la otra la llaman Angelica archangelica y he escrito sobre ella aquí. Para mi es «la abuela que nunca he tenido», impresionante plantcestra de hasta 3 metros de altura con grandes inflorescencias esféricas crecen sobre sus tallos aromáticos que se elevan hacia el cielo con mucha dignidad. Este movimiento ascendente lo podemos ver reflejado en su afinidad con el sistema respiratorio, al que conectamos con la digestión mediante prácticas olfativas y de respiración. Hacia la otra dirección, bajo tierra, la raíz gruesa de Angélica se bifurca con el potencial de fortalecer el anclaje en nuestros cuerpos físico y emocional, mientras trae calma y calorcito a la zona pélvica.

Mucho más allá de la metáfora, las raíces guardan la memoria ancestral de la que se nutren las plantas, nuestras células y el microbioma de la tierra, por dentro y por fuera. ¿A qué sabe tu territorio, cómo cambia con las estaciones y qué historias cuenta? Estas preguntas me llevaron a hablar del insoportable amargor de los árboles que me rodean y que, de todos modos, nadie percibe como alimento estos días. Entonces, ¿por qué querría comerlos yo? Mi interés por conocer el sabor de mi territorio surgió al leer sobre las antiguas prácticas de utilizar en la cocina los frutos de Robles, Hayas y otras partes de los árboles con los que crecí. Prácticas casi olvidadas cuya recuperación no es una simple expresión de nostalgia: aprender qué es comestible en nuestros entornos inmediatos me parece algo urgente en tiempos de cambio que afecta(rá)n la alimentación.

La práctica ha convertido los receptores del sabor amargo en los protagonistas de mi cuerpo. Presentan una fascinante historia sobre la coevolución del metabolismo humano con una alimentación a base de vegetales. Recuerdan que la herbolaria no se trata sólo de estudiar las plantas sino también la fisiología humana, las interacciones, las historias. Aquí, conectar con la memoria ancestral ocurre a nivel celular. Mi fuerte reacción ante el amargor de los árboles es una expresión fisiológica de la pérdida de hábitos alimentarios. Exige repensar la idea del cuerpo-territorio y hablar de las consecuencias que quitar amargor a las plantas de cultivo tiene para los exosistemas diegstivos. ¿Sabías que no sólo percibes el sabor amargo con tus papilas gustativas, que hay receptores amargos en todo tu cuerpo, que mutan con la cantidad de sustancias amargas que consumes y cómo las percibes influye en los efectos que tendrán en tu fisiología?

Las plantas amargas y carminativas son las principales categorías de remedios aplicados para preparar, nutrir y curar el terreno y los habitantes del ecosistema digestivo. Según la RAE, carminativo es todo medicamento «que favorece la expulsión de los gases desarrollados en el tubo digestivo». (¡Aquí está otra vez!, este tubo al que convertimos en ecosistema). ¿Hay hierbas y especias carminativas en tu cocina? ¿Cómo sueles usarlas? ¿Y cómo describirías su energética y efectos?

Muchos carminativos tienen un lugar permanente en nuestras cocinas, sin que todas recordemos que condimentar los platos, más allá de añadir sabor, es una práctica con intención medicinal preventiva (aunque tendríamos que hablar de la calidad de las llamadas hierbas culinarias). Las plantas de acción carminativa cambian los vientos del cuerpo-territorio. Evocan la conexión tierra-aire de Angélica y Diente de león, conectando la digestión y la respiración. Y hay otra conexión entre el elemento aire y la digestión que los carminativos nos recuerdan: suelen ser muy aromáticas y sus moléculas volátiles encantan el vínculointestino-cerebro, arriba representado a través del nervio vago. El Hinojo es de los carminativos que más me han sorprendido en este sentido: una sola semilla en la lengua y todo cambia. Lo probamos en la cápsula, acompañando la práctica de las bonitas palabras de Karen M. Rose.

«El sistema digestivo es el camino intermedio, el puente que cruza la brecha entre nuestras raíces, los ancestros y nuestra ascensión cósmica, hacia las partes superiores del yo espiritual, a menudo llamado eje intestino-cerebro. Este proceso de crecimiento espiritual ocurre en el intestino, donde se reciben mensajes y se envían al cerebro, que inicia la acción.»

— Karen M. Rose, Spiritual Herbalism

La voz de la Herbolaria experiencial de LA ALKIMILA es menos espiritual, pero se inspira en esta visión cálida y encantadora para practicar el «encantamiento carminativo». Siempre me ha encantado la interpretación lingüística de ‘carminativo’, que vincula el término al encantamiento, aunque (o precisamente porque) no parece tratarse de la etimología más plausible. Dice que ‘carminativo’ puede derivarse del latín ‘carmen, carmino, carminare’, palabas relacionadas con la poesía, el verso, la canción y también con la predicción, con el uso de hechizos y encantamientos en latín medieval. Entonces, un carminativo serviría para eliminar la flatulencia y los cólicos por medio de encantamientos, sometiendo el ecosistema digestivo a los poderes mágicos (del folclore) de las plantas como el Hinojo, el Romero, la Menta, la Angélica, la Manzanilla, el Diente de león…

Si te quieres dejar encantar, tienes a tu disposición la cápsula Herbolaria cotidiana & ecosistemas digestivos en el programa autoguiado de