Sacudir las normas del bienestar: tiempos enfermos – tiempos queer – tiempos para vegetar

“Érase una vez … que se escuchaban y contaban las historias de la tierra, de los bosques y de los ríos. Todo tiene historias, mitos, leyendas, canciones preparadas; cada lugar, con las piedras, la lluvia, los arbustos. Del mismo modo que hay lugares en las historias. Las historias pertenecen al lugar, lo distinguen y viceversa.”

–Cambra Skadé


Escuchando al río comprendí, por qué nunca había resonado con eso del “flujo del tiempo”, ilustrado con la imagen de un río. Claro, “mi río” no fluye en una dirección de forma lineal. Crecí muy cerca del río Elba, en la ciudad de Hamburgo, a la que volví hace unos años. Siendo influenciado por la marea del Mar del Norte en el que emboca a 100 km de aquí, el rio domina gran parte de la vida en este lugar. En 6 horas, el rango de marea -la diferencia promedio entre los niveles de agua- asciende/cae a una media de 3,66 metros. Es difícil no sentir la influencia del movimiento continuo de tales masas de agua en ti; consciente o inconscientemente. El río no es lineal. No va de A a B. No solo progresa. Está aquí siempre y, sin pausa, “fluye p’atrás y p’alante” + todas las corrientes y remolinos, que en esta parte hacen del río un lugar revuelto siempre.

Escuchando al río comprendí, que también yo encarno sus ritmos y su manera de devenir. Devengo con la marea. Devengo marea. Soy pasado, presente y futuro, aquí y ahora. Tal comprensión encarnada me aleja de las metáforas: “el tiempo fluye sin parar del pasado al presente al futuro”. ¡Ya! A menudo nos referimos al «tiempo» sin tener en cuenta cómo las diversas comprensiones del tiempo nos afectan. No “tenemos” tiempo. “Necesitamos” más tiempo. Podemos “perder” el tiempo. Incluso si estructura silenciosamente nuestra vida cotidiana, el tiempo no es dado ni es natural. Sus significados y formas cambian, son histórica/culturalmente específicos, dependen del lugar.

¿En qué puede derivar la práctica de enfermar, queer & vegetalizar el tiempo?

Femi*Spa:

una propuesta a compartir el goce, de hacer la somática política y la política somática,

más allá de la salud mítica.

Reflexionar sobre las nociones del tiempo me hizo hablar del río Elba, esa corriente de marea con la que fluye mi percepción no-lineal del tiempo.

El Elba tiene muchas otras historias que contar: una leyendo del Imperio Romano cuenta que no cruzaron el río para conquistar esas tierras, porque una giganta los contuvo. (¿Será el río, “la Elbe” misma? Algunas dicen que el nombre Elbe en alemán, probablemente se remonta al latín albus [= blanco, blanco-gris] asociado con el agua claro. Otras asocian Elbe con elfr, nórdico antiguo para»río». Pero, Elbe en alemán antiguo también es hada…)

Con el puerto de Hamburgo entre los tres más grandes de Europa, el río lleva consigo la historia colonial. Lo mismo es cierto para la noción del tiempo lineal. Violentamente, se ha tratado de hacer de esta noción del tiempo el modelo universal, ligándolo a persistentes construcciones racistas, capacitistas, cishetero, antropocéntricas. «El tiempo mata»; no solo una metáfora.

En Being Lazy and Slowing Down, Riyad A. Shahjahan escribe:

“El tiempo se convirtió en una trayectoria para medir a los individuos y grupos indígenas y otros subalternos en términos de desincronizados, atrasados, anacrónicos y resistentes al progreso. Se utilizaron las nociones lineales eurocéntricas del tiempo para crear categorías opuestas: inteligente/lento, perezoso/trabajador, creyente/pagano, no-/desarrollado y civilizado/primitivo. En este proceso, la mayoría de la gente del mundo y sus conocimientos quedaron fuera de la historia.” Y sigue: “Con la invención del reloj de péndulo en 1657, el tiempo fue desvinculado de los cuerpos humanos y esos de la naturaleza.”

En vez de vivir el tiempo a partir de la experiencia cosmológica, ahora los “fenómenos naturales” parecen tener lugar en un espaciotiempo fuera de la esfera humana. Tomemos la práctica de vegetar: para las plantas significa germinar, crecer, nutrirse y vivir, para la persona humana una palabra despectiva. Queering wellness: tiempo para vegetar. …más sobre la práctica de vegetar…

Wellness & bienestar: palabras por las que sigo sintiendo cierta aversión. No obstante, llevo un año ya, invitando al Femi*Spa en línea. En distintos momentos, he descrito mi enfoque con el deseo de descansar juntas, re/crear políticas somáticas & sacudir el modelo binario de la industria del bienestar.

Mi punto de partida: el tiempo enfermo. Una de las razones, por las que wellness (o «bienestar») me produce repelús, se podría resumir con: “wellness is for the wealthy and healthy”, para gente pudiente y sana. Wellness se promociona como un bien de consumo y se ha convertido en unaresponsabilidad. Como conjunto de prácticas que engloba la alimentación, el ejercicio, la gestión del tiempo y el consumo, el bienestar es trabajo como ocio. Sin embargo, el bienestar nunca debe sentirse como trabajo; se siente y se ve bien, es smoothies, entrenamiento, alimentos naturales/locales, limpio, antiinflamatorio, anti-envejecimiento… Se necesita: poder adquisitivo, disciplina & tiempo.

El bienestar como temporalidad opuesta al tiempo enfermo. Wellness es bueno y punto: la cosa correcta, libre de toxinas y de enfermedad. Wellness no solo es saludable, es ser sano (o bien, el esfuerzo por “sanar”).

Es la idea de que las enfermedades no suceden por ninguna circunstancia no identificable, todo se puede prevenir, aunque -paradójicamente (y ni tanto)- el “cuerpo de bienestar” está en constante riesgo de cosas tóxicas, debilidad, etc. Esconde su vulnerabilidad detrás de la imagen brillante, delgada, blanquita, capaz, relajada. Es como con el rio de mis posts de ayer: el tiempo como lineal; haz esto hoy y estarás bien mañana. El bienestar como temporalidad opuesta al tiempo enfermo. Wellness es bueno y punto: la cosa correcta, libre de toxinas y de enfermedad. Wellness no solo es saludable, es ser sano (o bien, el esfuerzo por “sanar”). Las enfermedades no suceden por ninguna circunstancia no identificable, todo se puede prevenir, aunque -paradójicamente (y ni tanto)- el “cuerpo de bienestar” está en constante riesgo de cosas tóxicas, debilidad, etc. Esconde su vulnerabilidad detrás de la imagen brillante, delgada, blanquita, capaz, relajada. Es como con el rio de mis posts de ayer: el tiempo como lineal; haz esto hoy y estarás bien mañana.

“Entonces,” pregunta Maia Dolphin-Krute en su libro Visceral, “¿cómo es que dentro de este contexto

–de manera cómica, paradójica o, quizás, adecuada–

mi cuerpo enfermo llega a ser el cuerpo “más well” posible?”

No pasa ni un día en el que yo no dedique tiempo a la práctica somática, de respiración, medicina con plantas, baños herbales, auto-masajes, etc. Poco tiene que ver con un reto para salir más bella/eficiente/sana/etc. y mucho tiene que ver con la necesidad de practicar conscientemente a habitar mi cuerpomenteespíritu -«ser y hacer soma«-, aprender a gozar de estar presente; con simplemente sobrevivir el día a día marcado por el dolor crónico y la enfermedad; y con practicar el descanso como un forma de resistencia y pertenencia.

Es desde aquí que -desde mi cama de día, donde el descanso y el trabajo no se excluyen- que planteo el Femi*Spa: quiero quedar contigo para descansar, para generar conocimientos sobre y con el cuerpo, para contextualizar nuestras prácticas en perspectivas políticas, para abrir espacio a sentirnos mal juntas, a la vez que aprender herramientas simples para llevar con más ligereza la vida cotidiana . ¡Y todo ello sin la necesidad de salir de la cama! Sin la presuposición de una corporalidad que permite salir de casa/cama y acceder sin mayor esfuerzo a espacios públicos y queerfeministas*. Estar presentes y acuerparnos a través de la pantalla.

Sacudir las normas del bienestar: tiempos enfermos – tiempos queer – tiempos para vegetar.

A continuación, sitúo LA ALKIMILA en una serie de citas de algunas referentes importantes para el Femi*Spa:

Femi*Spa
“¿Está tu estudio de yoga libre de feminismos? Debemos hacer el trabajo personal de erradicar el sexismo, el racismo, la homofobia y todas las opresiones entrelazadas dentro de nosotras. Eso no es tan simple y requiere preguntas y discusiones reales, el apoyo de las compañeras y cierta fortaleza física. Es por eso que el yoga, la meditación y otras formas de ejercicio físico son excelentes. Pero, también lo son el pensamiento crítico, el cuestionamiento amable y la organización comunitaria. Incorporémoslos en el marco de yoga, participando de forma inteligente en una amplia variedad de mensajes que ahi escuchamos (desde la humillación corporal a la acusación de superviventes). Los escenarios no feministas [de ‘los espacios de bienestar’] persistirán si no los transformamos nosotras.”
– Kimberly Dark


Mindfulness
“La gente intenta practicar durante 20 minutos para luego ser más exitosa, más rápida, más en forma, más innovadora, más saludable. Muchas usan la atención plena (‘mindfulness’) para la auto-optimización; en lugar de cambiar algo de las condiciones que les estresan, buscan la solución en sí mismas. Desafortunadamente, eso a veces no es nada saludable.”
– Hartmut Rosa

Autocuidado
“En sus orígenes, el término autocuidado se desarrolló como un concepto médico. Más tarde, los académicos comenzaron a buscar formas para que los trabajadores de profesiones de mayor riesgo y emocionalmente desalentadoras pudieran combatir el estrés provocado por el trabajo. La creencia que impulsaba este trabajo era que uno no puede abordar adecuadamente los problemas de los demás sin cuidarse a sí mismo. No fue hasta el surgimiento del movimiento de mujeres y el movimiento de derechos civiles que el autocuidado se convirtió en un acto político. El autocuidado fue “una reivindicación [de] autonomía sobre el cuerpo como acto político frente a la medicina institucional, tecnocrática, muy racista y sexista” (N. Mehlman Petrzela). Los estilos de vida holísticos del ‘fitness’ marcaron el comienzo de una nueva era para el autocuidado, disociándolo de la política. … Los conceptos de estilos de vida saludables comenzaron a pasar de los márgenes de la sociedad al mainstream, volviéndose más comerciales y asociados con la gente rica.»
– Aisha Harris

Tiempo enfermo

“A todas nos une el hecho de que experimentaremos estados fluctuantes de debilidad a lo largo de nuestra vida, ya sea que nos identifiquemos como enfermas o no. Además, muchas de nosotras estamos agotadas de vivir y trabajar en un sistema capitalista, ya que las insuficientes infraestructuras de cuidado han ido deteriorando aún más. Sin tener en cuenta la estructura de la semana laboral y del capacitismo compulsivo, [el Femi*Spa] se centra en cómo el cuerpo se articula en varios discursos en torno a la salud y el ‘bienestar’. Propone que una mejor incorporación de los estados de debilidad, discapacidad y descanso a la sociedad (en particular a sus temporalidades) podría resistir las formas de opresión y crear posibilidades para repensar la colectividad.»
– Taraneh Fazeli (Colectivo “We are Canaries”)

Tiempo Queer

“Se trata de una expresión que puede ser compatible tanto con una mirada … que reduce su aplicación a la experiencia temporal de aquellos sujetos cuya sexualidad disiente de la norma (cualquiera que ésta sea); por otro lado, hay textos que argumentan que hay cierta cualidad queer en el tiempo humano en general, es decir, que todos, más allá de nuestra identidad o nuestras prácticas genérico-sexuales, sentimos el tiempo de forma desorganizada, irreductible a la flecha del tiempo, por fuera de los parámetros continuistas y homogéneos que dictan los relojes. Para Freeman, por ejemplo, el tiempo queer apunta a una ‘sensación de asincronía’, es decir, un tipo de heterogeneidad temporal que es sentida en el cuerpo, en los huesos, ‘un tipo de dislocación esquelética` .”
– Mariela Solana


Vegetar
“¿Por qué se usa la palabra ‘vegetar’ para describir una persona humana como vaga, ‘que no hace nada’, que no trabaja, sin movilidad, enferma, etc.? ‘Vegetar’ en la RAE: Dicho de una persona: vivir sin ninguna movilidad, maquinalmente y con una vida meramente orgánica, parecida a la de las plantas, generalmente a causa de una enfermedad, llevar una vida tranquila, exenta de trabajo y cuidados. La palabra “vegetar” deriva del latin ‘vegetāre’ que la RAE traduce con ‘vivificar’, ‘estar vivo’. Pues, ¡qué ganas de vegetar! Pero, solo parece ser nutritivo para las plantas, para las que ‘vegetar’ es germinar, nutrirse, crecer y aumentarse. Lo que para las plantas es vital, para las personas humanas parece ser inadecuado, improductivo, demasiado inmóvil. Que la palabra gane un sentido despectivo cuando se aplica a una persona humana también señala la habitual sumisión del “ser planta” bajo la supremacía humana, que está por encima de toda la demás vida. Frente a tal arrogancia, en el Femi*Spa queremos experimentar con posibles prácticas de ‘vegetar’, aprovechar los espaciotiempos del Femi*Spa para repensar el movimiento y la quietud, resignificar la permanencia como resistencia, ‘vegetalizar’ nuestros sensorios, y gozar de los detalles al desacelerar en el Femi*Spa.”
– LA ALKIMILA