Receta-práctica «Flores para el corazón»

Aquí terminó la temporada de preparación de «la medicina para el corazón», que he ido compartiendo en Instagram desde junio.

Muchos momentos bonitos, menos paseos de lo esperado, aire de mar, sensación de bosque, bastante trabajo, paciencia, canciones y cariño han entrado en esta mezcla de hierba seca a disfrutar en infusión.

Suavidad es la palabra que mejor describe mi experiencia con “la medicina para el corazón”. Con un u otro pinchacito de la energía espinosa que recuerda de la importancia de la contradiccón, los límites, la protección, la posibilidad-necesidad de abrir y cerrar el corazón.

En lo que viene te comparto la receta-práctica FLORES PARA EL CORAZÓN.

Todo comienza en mayo, con la cosecha de hojas y flores del Espino blanco (Crataegus monogyna).

Este año he decidido no convertir las flores para el corazón en tintura, sino secar hojas, flores y bayas para tomarlas en infusión. En este momento, simplemente es mi forma favorita de dejar que las plantas toquen mi corazón, con el agua (y no el alcohol) como portadora de su información.

La «temporada de preparación de “la medicina para el corazón» dura hasta el otoño. Mientras tanto, mi corazón se envuelve con el aroma que las flores del Espino blanco van esparciendo por mi casa…

Al igual que la práctica de nutrir del corazón, la preparación de las pócimas que la acompañan requiere tiempo, paciencia y muchos paseos con la cesta, cantando a la muerte y a la vida… Qué bien, que aún me quede un frasco de tintura y esencia de la última temporada!! Un poco de ella ahora se devuelve durante la cosecha; una forma de expresar gratitud. La cosecha honorable es parte de la medicina.

Lo que en primavera comienza con el Espino blanco, durante los meses de verano sigue con los pétalos frescos de distintas especies de Rosa silvestre.

Las Rosas rubiginosas que -en el Báltico- crecen en las dunas al lado del mar tienen un significado y una potencia especil para mí. Lo más importante, si los pétalos de Rosa son de cosecha silvestre, es que coseches de arbustos que crezcan lo más lejos posible de calles grandes, fábricas etc.

De vuelta a casa, algunos de los pétalos de Rosa encuentran su camino a infusiones, limonadas, cafés, cubos de hielo y comidas, envolviendo mi corazón con su dulzura…las demás van a la estantería de secado de hierbas.

Los pétalos individuales se colocan individualmente para que se sequen en un lugar oscuro y seco con buena ventilación. A veces pierden un poco de color, pero no su aroma. La energía de la Rosa se puede guardar y potencia, también, preparando una esencia floral, que luego le añadiría a la infusión otro tipo de vibración…

«La mayor lección que he aprendido hasta ahora es existir en mi corazón. Para mí es una práctica de por vida, porque … no me enseñaron a habitar el espacio de mi corazón. …para abrirnos a la posibilidad de que sea necesaria y posible una sanación más profunda, debemos abrir nuestras mentes a una interpretación más metafísica o energética de lo que es el corazón y de lo que hace.»

– Heidi Smith, The Bloom Book

Rosa nos puede ayudar en entrenar a abrir y cerrar las puertas del corazón. Esta intra-acción empieza ya en el encuentro con la planta durante la cosecha…

También la ciencia (así llamada) occidental se ha alejado de la idea que el corazón es solo una bomba, solo un músculo, y concluye que el corazón “es otro pequeño cerebro”. Se envían más impulsos neuronales del corazón al cerebro que del cerebro al corazón. Vibracionalmente, el corazón tiene el campo electromagnético más fuerte de todos los órganos: es aprox. 60 veces mayor que las ondas cerebrales registradas en un electroencefalograma. Por lo visto, se ha podido medir hasta a 5m de distancia de un cuerpo, donde estos campos se mezclan, haciendo latir a nuestros corazones juntos.

Cuando entramos en contacto con una planta también intercambiamos información y si bajamos nuestra atención de la mente al corazón, el encuentro con la planta cambia. Es uno de los mejores lugares para comenzar con la Herbolaria Experiencial y practicar la co-regulación con plantas. Con el corazón percibimos al mundo, es una puerta hacia una relación más profunda con la vida que nos rodea, una puerta hacia otras comprensiones de lo que significa devenir-con.

Si quieres des_aprender con Rosa descansando, en el FEMI*SPA tienes a tu disposición el taller-descanso autoguiado LA FLOR DE TU CORAZÓN, que también puedes solicitar como sesión guiada en directo; para ti sola o un grupo de amigas, jornadas etc.

El taller-descanso se hace con distintos remedios y prácticas con Rosa y puede enriquecer esta fase de preparación de «la medicina para el corazón», al igual que puede ser un bello ingrediente extra de la práctica una vez tengas toda la mezcla lista para tomar.

El corazón está íntimamente conectado con el sistema nervioso central. Cuando aprendemos a entrar en el espacio del corazón, también aprendemos cómo mitigar el estrés, cómo activar el sistema nervioso parasimpático, cambiando nuestra percepción-conciencia-experiencia y la frecuencia cardíaca. Dicho con las bellas palabras de Asia Suler:

«Nuestro corazón transforma el estrés en resonancia.»

Al cosechar los pétalos, no te olvides de pedirle a la Rosa, también, poder quitarle -con mucho cuidado- un par de sus espinas … el ingrediente secreto de «la medicina para el corazón». (También pueden ser espinas de Zarzamora, Espino amarillo y otras que te llamen la atención.)

Es muy común –tanto en el habla cotidiano como en distintas prácticas terapéuticas/herbales/etc.– enfocar el corazón como una puerta. Se habla mucho de la necesidad y la importancia de aprender a “abrir el corazón”. No obstante, una puerta tiene una doble función: se abre y se cierra, hace posible nuestra relación con el mundo y delimita el interior del exterior, protegiéndonos cuando la cerramos.

En cuanto a la práctica de bajar con la percepción de la mente al corazón, es posible entrenar ambos movimientos: dejar entrar las cosas que queremos dejar entrar, y cerrar la puerta cuando la tengamos que cerrar. Las plantas nos pueden ayudar: el Espino blanco y las Rosas son dos plantas tradicionales, suaves y potentes para apoyarnos en entrenar a abrir y cerrar las puertas del corazón.

En cuanto a la Rosa, es muy habitual su asociación con el corazón en relación con el amor (romántico). La ternura y belleza de las Rosas se suele asociar al olor y sabor de sus flores, a menudo olvidando una cosa: la cantidad de espinas que tiene una Rosa silvestre. Las espinas se pierden con la domesticación y algunos híbridos, por lo que se pierde también la belleza del balance especial de la Rosa como ser y como medicina: el balance entre los pétalos suaves y las espinas, entre la vulnerabilidad y la (auto-)defensa.

Mientras tanto, sigue el proceso de la preparación de «la medicina para el corazón».

Una vez secos, los pétalos de Rosas silvestres y las hojas y flores del Espino blanco se cortan en trocitos y se embotellan poco a poco.

En mi casa, un popurrí al agua/fuego con la misma mezcla acompaña esta fase con su dulce olor…

…mientras espero a que llegue septiembre, momento cando las bayas del Espino blanco empiezan a ponerse rojos.

Hablando de bayas, los frutos de las Rosas silvestres, los muchos tipos de escaramujos, no entran en mi mezcla de «medicina para el corazón», pero sería una opción.

Los escaramujos son frutos del estío tardío u otoño-verano. Son los frutos que, en mi casa, cierran la época de preparación de mermeladas. Son frutos de una de mis temporadas más queridas, las estaciones intermedias, las transiciones, la simultaneidad de «lo viejo y lo nuevo», cuando ya visto calcetines de lana y me sorprende un increíble día de verano. Y cada vez que asumo que ya no encontraré más flores en mi paseo, el delicado aroma a Rosa me atrae desde lejos…

La temporada de preparación de “la medicina para el corazón” se extiende de mayo a septiembre, de primavera a otoño-verano, todo una épocade alegría (anticipada), con mucho tiempo para observar, sentir, pasar tiempo con Rosas y Espinos, agradecer, devolver, cosechar, secar, mezclar… Una receta hecha práctica de Herbolaria Experiencial.

El último paso es el secado de las bayas ya maduras del Espino blanco. Una vez secas, picarlas a trocitos y agregarlas a la mezcla a disfrutar en infusiones durante otoño e invierno, a solas y en compañía humana y más-que-humana.

La tisana de bayas de Espino blanco es un excelente remedio para el corazón, prescrito con frecuencia tb en la medicina convencional. Armoniza la actividad del corazón, lo fortalece, reduce la presión arterial y tiene un efecto calmante sobre la sobreexcitación. Es una buena bebida matutina. En caso de enfermedades cardíacas, la ingesta debería hablarse con una médica/herborista experimentada.

Tisana de bayas de Espino blanco: se pican aprox. 3-4 cdta de bayas, se hierven brevemente en ½ l de agua y se dejan reposar 15 min. Se recomienda beber 2-3 tazas al día para la cura con fines físicos.

La intención con la que preparo y tomo «la medicina para el corazón» es más meta-física.

Preparo infusiones sin separar bayas, hojas y pétalos: vierto agua caliente sin hervir sobre 1-2 cdta de la mezcla por taza y la dejo reposar por 5-7 min.

Agregar también una(s) espinas de la colección (¡cuidado al beber luego!), transfiriendo su poder protector a la suave mezcla.

Además, este año en mi casa hay un pedernal mágico del Báltico velando por “la medicina del corazón”.

Mientras revuelvo la mezcla disfruto la reconfortante sensación de haber completado un ciclo, sin que el proceso termine aquí. Ahora a tomar la primera infusión: lentamente, con consciencia, prestando atención con todos los sentidos, a sonidos, (cambios de) colores, aromas, sabores, sensaciones, transformaciones físicas, emociones..

“La medicina para el corazón” es producto final, proceso e intención. Es una práctica que conecta y trasciende las estaciones del año, juntando diferentes etapas de dos plantas: Rosa silvestre y Espino blanco. Por supuesto, puedes prepara la misma mezcla con hierbita comprada en el herbolario, siempre prestando atención de dónde vienen las plantas y cómo se han procesado.