De «Chicas malas & plantas venenosas»

En busca de sacudir los binarios natural/tóxico y bueno/malo, los encuentros CHICAS MALAS & PLANTAS VENENOSAS ponen en práctica de lo que Jack Halberstam llama teoría baja; una teoría que surge de archivos excéntricos, buscando lo inesperado y subversivo en la cultura popular y el arte queer.

La propuesta del Akelarre virtual surge de una práctica que muchas llamarían tóxica: mirar series (sin casi criterio) durante horas y horas. En una de esas sesiones, me crucé con Ginny & Georgia, que ya en el primer episodio me sorprendieron con una sutil inspiración para los encuentros de la sección de HERBOLARIA EXPERIENCIAL.

Además del primer capítulo de la serie, con la participación en el encuentro recibes un PDF con material popular-científico-artístico en torno a algunas plantas venenosas y te compartiré unos tesoros excavados de mi propio archivo de sentimientos: el fanzine El Género como Collage: La creación de las chicas malas y la publicación Putas e Insumisas. Violencias femeninas y aberraciones de género.

En verano de 2012 tuve la oportunidad de participar en un curso de verano muy especial de la UNED, junto a una amiga y otras presas de la cárcel Madrid I Mujeres. Formas de violencia y transgresiones: la creación de las ‘chicas malas’ fue el título del curso de verano de la UNED, dirigido por Raquel Osborne Verdugo y la tan admirada Dolores Juliano. La examinación de cómo se construyen los modelos de género por medio de ciertas normas cuyo incumplimiento se juzga y castiga de forma ejemplarizante para crear una noción hegemónica de «la feminidad», más tarde nos animaría a dedicar un número entero del fanzine El Género como Collage a LAS CHICAS MALAS. La división del fanzine en las partes «Creando chicas malas» y «Chicas malas creando» se inspiró en otra publicación que salió en diciembre de 2012 en Barcelona, editada por Irene Sánchez, Neus Olivé, Laura Macaya y Lorena Martín. Hablo de Putas & Insumisas. Violencias femeninas y aberraciones de género: Reflexiones en torno a las violencias generizadas, que desde entonces guardo como un tesoro.

Durante el Akelarre virtual CHICAS MALAS & PLANTAS VENENOSAS hablamos de qué tiene que ver todo esto con las plantas, aquellas venenosas, ‘las malas’, que son tan sagradas para otras…

Cuando editamos el tercer número del fanzine El Género como Collage en 2014 con el tema de La creación de las chicas malas no teníamos idea de que

«la Gran Bretaña del siglo XIX se esforzó por frenar los movimientos democráticos y populistas al etiquetar la impresión popular como ‘veneno’ y sus proveedores como ‘envenenadores’, basándose en siglos de metáfora establecida que asociaba negativamente el veneno, las mujeres y el habla o la escritura popular. Durante siglos, la cultura europea había encerrado el veneno, la mujer y el discurso o la escritura popular en un mismo marco conceptual. El veneno se asociaba con mucha frecuencia con el discurso popular y las mujeres consideradas ilícitas o rebeldes. La figura de la mujer venenosa se desplegó con fines disciplinarios: para demonizar el discurso no autorizado y sus creadores no autorizades (personas obreras, esclavizadas, populistas, etc.). Después de la invención de la imprenta, esta práctica retórica se intensificó y se aplicó para contener la imprenta popular.» (- Sara L. Crosby, Poisonous Muse)

En 2012, Renate Lorenz y Pauline Boudry presentaron la vídeo-performance Toxic que junta punks, drag queens, obras de arte queerfeminista* y decoloniales con residuos brillantes, plantas venenosas, discursos etnográficos racistas, fotografías policiales: «Esas imágenes se han utilizado para envenenar con graves efectos sociales. Cuando se inventó la fotografía policial, distintas instituciones científicas y estatales la aplicaron para identificar [tipos humanos], es decir, establecer jerarquías sociales y legitimar privilegios. Pero los efectos de las dosis no siempre son predecibles. Lo que nos interesa especialmente sobre lo tóxico es su imprevisibilidad y la forma en que, a veces, el veneno se puede utilizar como cura.»

En su intervención en los archivos resuena la famosa declaración que Paracelso hizo en el siglo XVI para la medicina alquímica: «Todas las cosas tienen veneno, y no hay nada que no lo tenga. Depende de la dosis que el veneno sea veneno o no.»

Esta perspectiva atraviesa la propuesta del Akelarre virtual CHICAS MALAS & PLANTAS VENENOSAS. Es una invitación a reflexionar sobre los discursos y prácticas que presentan las plantas como «naturales», lo natural no tóxico, y lo tóxico como malo.

En el encuentro nos acercamos a las plantas venenosas con perspectiva de chicas malas y viceversa.

El veneno como modo de ataque feminizado. Envenenar como un arte sutil y seductor, al que se recurrió mucho para comentar sobre la naturaleza y los defectos de ‘la mujer’. ‘La mujer’ como venenosa. Imposible no pensar en la figura de la bruja, asociada con pociones y hechizos venenosos… El veneno como modo de ataque feminizado. Envenenar como un arte sutil y seductor, al que se recurrió mucho para comentar sobre la naturaleza y los defectos de ‘la mujer’. ‘La mujer’ como venenosa. Imposible no pensar en la figura de la bruja, asociada con pociones y hechizos venenosos…

Las historiadoras y etnobotánicas nombran Beleño y Belladonna, Cicuta & Cizaña, Mandrágora & Acónito entre las plantas con las que antiguamente se preparaban los ungüentos para ungir los genitales y otras partes del cuerpo, frotándolas sobre escobas lubricadas para entrar en trance y «volar». Plantas capaces de “separar el alma del cuerpo para poder volar al mundo más allá de las apariencias externas”; plantas que, si no se manejan cuidadosamente, provocan un envenenamiento letal. Se mezclaron hierbas inofensivas como las yemas del Álamo y la Malva en los ungüentos, contribuyendo a un efecto sinérgico entre las hierbas hechas ungüento; práctica que terminó en la imagen de la bruja voladora.

«Acónito sabe caminar al borde. Conocida como la reina de los venenos, el Acónito es una planta que debe tomarse en serio y con respeto, como una aliada y amiga con la que no se juega. Las plantas venenosas nos muestran los límites de lo que es posible y protegen las puertas que no deben pasarse hasta que llegue el momento adecuado.» (The Dirt Gems, oráculo de plantas)

Muy a menudo, aunque de forma inconsciente, las plantas venenosas se plantan como decoración en los jardines, mientras se suelen evitar como medicina, representando la sombra de la herbolaria. «¿Qué pasa si la mayor parte del sufrimiento que experimentamos no proviene de las cosas que tememos, sino del hecho de que las evitamos? Las plantas venenosas pueden ser una medicina poderosa. Cuando se comprenden y respetan, nos guían hacia todo nuestro ser. Son maestras salvajes que nos ayudan a aceptar lo que nos han enseñado a evitar o ignorar.» (- Kathryn Solie)

Hablaremos de prácticas antiguas y actuales con remedios a base de plantas venenosas, y nos conectamos con su poder y sabiduría a través de la visualización somática. Sin tener que ingerirlas, gozaremos de su compañía, a ver qué mensaje guardan para cada una…